Ser actriz
Siempre me han gustado las historias, historias que ponen a prueba la mente humana, que te acompañan, que te dan vida, esperanza, que te ayudan a estar en el mundo, a entenderlo, a verlo desde prismas diferentes y con más colores.
Creo que a todos os habrá pasado alguna vez que leyendo un libro, viendo una obra de teatro, o una película… habéis sentido que alguien expresaba de una forma clarísima lo que os pasaba pero no sabías cómo definir. Y de repente, todo es más claro y nos sentimos, así me pasa a mí, reconfortados, apoyados, ya no estamos solos y eso nos da fuerza.
Por eso, formar parte de una historia me hace feliz.
Me hace feliz transmitir sensaciones, evocar sentimientos, transformar los estados de ánimo, tocar partes de cada espectador y hacer que algo cambie en su interior.
Me hace feliz descubrir un nuevo personaje, conocerlo, encarnarlo, detectar cómo se mueve, cómo mira, cómo respira, cómo ve el mundo, cuál es su energía, su dinámica, su lógica, sus prioridades, objetivos, contradicciones, su relación con los otros personajes de la historia…
Me hace feliz conectar con las personas desde el latido del corazón, desde las entrañas, desde la profundidad del alma, desde el inconsciente…
Y me hace feliz trabajar con un equipo humano que se esfuerce por transmitir algo, que se complemente, que se una para multiplicar las fuerzas y la creatividad, que se escuche para transformar la realidad y hacer que ocurra un hecho extraordinario, mágico.
Por eso, estoy siempre dispuesta a subir a las tablas y aportar mi granito de arena para que la historia llegue a ilusionar y quizás transformar pequeñas partes del mundo.
Me gusta experimentar, probar y aportar durante el proceso creativo. Exprimir al máximo las posibilidades de un personaje, perfilar cada gesto, cada mirada, cada palabra, cada suspiro… Abrir un espacio interior donde habitar ese personaje, creando realidades lo bastante sólidas como para no traicionarlas. Sin miedo a dar un giro de 360º en cualquier momento y dejarme sorprender por nuevas reacciones, nuevas miradas, nuevas lógicas.
Los actores somos instrumento e instrumentista, conocer y saber afinar tu instrumento es muy importante para que la orquesta suene y surja la música. Por eso, es necesario un buen entrenamiento diario para tener el instrumento disponible. Pero también lo es, conocer tu instrumento haciendo un trabajo profundo consigo mismo, para poder formar parte de una orquesta, sumar tu sonido al de los demás y crear una nueva polifonía.
Creo que cualquier creación se eleva cuando hay un buen trabajo en equipo, y que parte del aprendizaje y del crecimiento como artista viene del trabajo colectivo.
El arte te expande.